¡Puesta en marcha! ¡¡Comienza el viaje!! Despegamos a los pocos minutos previa autorización y ya estamos en marcha. Una vez en el aire la sensación es de total incertidumbre, no sabemos hasta donde vamos a llegar, y si llegamos aun tenemos que pensar en un par de “menudencias” que hemos dejado sin resolver. Cuando lleguemos, esperemos que antes del ocaso, tendremos que buscar alojamiento en Córdoba, otra incógnita. A la mañana siguiente haremos la segunda etapa Córdoba-Gibraltar . Pero eso está muy lejos, el reloj no para y el ocaso avanza.
Despegando de Cuatro Vientos
Carta en mano buscamos el Punto de No Retorno, es decir, el punto en el que si vemos que no llegamos a Córdoba antes del ocaso tendremos que regresar a Cuatro Vientos. También está Casarrubios en caso de algún pequeño error de cálculo que nos impida llegar a tiempo a LECU, pero marcamos márgenes respetables. Ok, ¡Punto de No Retorno señalado!
El vuelo es agradable pero bañado por la tensión que genera la incertidumbre constante, tanto que nos cuesta hacer cálculos con los tiempos. Algunas veces nos salen cálculos diferentes a los sacados inicialmente. Hasta con las horas nos hacemos algún que otro lío. Pero todo va bien, vamos en tiempo y cruzamos el Punto de No Retorno. Ya estamos más dentro del viaje que fuera, la primera ocasión de abortar la hemos pasado. Cubrimos los tramos puntualmente pero las prisas siguen acuciando un rato más. Poco después nos relajamos ya, volando tranquilos sobre los preciosos valles y los magníficos montes que cubren todo este trayecto. Es una ruta muy agradable, los dos la conocemos ya, lo que hace que al menos en cuestiones de navegación no tengamos problemas.
Sobrevolando la sierra de Toledo
Ya en el ultimo tramo logramos ver el Guadalquivir y la ciudad de Córdoba, el sol de frente no ayuda pero no supone mayor problema. Dejamos la ciudad a nuestra derecha para buscar el campo que está un poco más al sur. Nos cuesta un poco localizarlo pero lo encontramos bien y sin salirnos de nuestro rumbo. Esta vez hay que hacer una toma de libro y reglamentaria, así que Full Flap, apurando pista desde el piano y la toma sale buena y suave.
Los puentes sobre el Guadalquivir
Ya hemos caído en Córdoba, nos sentimos satisfechos y contentos, hace unas pocas horas no imaginábamos nada de esto, así que disfrutamos felizmente de vernos metidos en esta aventura tan espontánea e incierta. Dejamos el avión repostado para no perder tiempo a la mañana siguiente. Para repostar en Córdoba es recomendable solicitarlo en el Plan de Vuelo.
Nos acercamos a la oficina ARO. Gente fantástica, amables y dispuestos a echar una mano en todo. Ahora queda ese “pequeño” fleco que hemos dejado al aire, ¡Hemos viajado hasta Córdoba sin tener la Carta que cubre la zona Córdoba-Gibraltar! Un pequeño fleco, madre mía, de nuevo la incertidumbre, somos confiados pero acumulamos tensión. Preguntamos por la carta que comentamos por teléfono ¡Y, sí, aparece la carta! Está a la vista, es una carta 1:500000, menos mal, si fuese 1:1000000 la cosa se pondría muy fea. La carta está colgada con chinchetas en un corcho en el pasillo, mucha tela. Les pedimos por favor si nos pueden hacer fotocopias de tres zonas concretas, que son las que necesitamos para llegar a Gibraltar.
La Piper PA28 estacionada en el aeropuerto de Córdoba
La fotocopiadora está medio estropeada, pero de nuevo hay suerte, ¡ya tenemos la...! ...”la carta”. Tijera en mano, celo, una pequeña clase de manualidades y ¡listo, una carta perfecta! Bueno, salvo que no es en absoluto simétrica, ni se distinguen colores. Digamos que la carta nos salvará el viaje pero, al tiempo, no nos lo pondrá en bandeja. En fin, una vez más, ya lidiaremos con ello cuando llegue el momento.
De nuevo conferencias con el extranjero “hello... emmm... yes, its about the flight plan...”. No les aparece el fax que les enviamos a medio día y nos dicen que la solicitud hay que presentarla con 24 horas de antelación, ¡No, otro obstáculo no! Además éste ya lo dábamos por solventado, pero de nuevo la suerte está de nuestro lado, el operario accede, por que así lo decide, a buscar a la persona responsable y presentarle el nuevo fax que le enviaremos un momento después, de nuevo gracias a la generosidad y apoyo de la oficina ARO de Córdoba.
Enviamos el Fax y vamos hacia la avioneta para recoger el equipaje y el material. Es totalmente de noche. Pasan varios minutos y no llega la llamada. Mientras tanto seguimos recogiendo. Seguridad del Aeropuerto se acerca en un vehículo para decirnos que van a cerrar ya. Así que nos damos prisa.
El teléfono en el que esperamos la conferencia desde número oculto agoniza por falta de batería y su ultimo aliento es para desviar las llamadas al otro teléfono que tenemos, otro pequeño y glorioso momento de tensión, ¡Ya está, llamadas desviadas! ¡¡Y el teléfono suena!! ¡Bien! De nuevo una conferencia. Ok!! ¡Nos dan luz verde! ¡¡Luz verde!!
Ya estamos más relajados pero aun quedan muchas incógnitas sin resolver. Mencionar que en el club, nuestro avión tenía programando un vuelo a las 1300h del Domingo. Eso también lo pudimos arreglar, lo retrasamos hasta las 1400, aun insuficiente, pero de nuevo, ya lidiaremos con eso cuando llegue el momento. Hay un socio esperando el avión y hay que tratar de respetarlo a toda costa. Ya lo ha retrasado de la manera más amable y hay que corresponder. Esperemos poder hacerlo.
Bien, parece que esta primera y crucial fase del viaje la hemos superado con éxito y por hoy hemos terminado en el aeropuerto de Córdoba. Llamamos a un taxi. Ahora hay que buscar un sitio donde dormir. Tras varias llamadas con la respuesta de “completo” le decimos al taxista que nos deje en la zona centro. Y allí nos quedamos. El taxista es un apasionado de... “las longitudes de pista en aeropuertos” (Este sí fue un viaje, lo saltaremos por abreviar). El taxista, en contraprestación a nuestra santa paciencia, nos dejó al pie de un NH y a 80 metros de otro hotel, que según él es muy majo y bien de precio. Un saludo al amable taxista.
Preguntamos en el NH. Precios habituales. ¡Y tienen libre! Esto es un alivio pero somos ambiciosos y estamos de suerte así que andamos un poco hasta el otro hotel, ¡está muy bien! Y a mitad de precio, ¡Genial! ¡¡¡Ya tenemos donde dormir, ha sido facil!!! Otro obstáculo salvado, ya son unos cuantos, y nos quedan otros tantos, esperemos que la suerte siga acompañándonos.
Dejamos los bártulos en la habitación y salimos a hacer una pequeña compra para el duro día que se avecina.
Y nos vamos de paseo, ¡que bonita ciudad es Córdoba! Después de caminar largo rato encontramos un sitio donde cenar. Era acuciante la necesidad de comer, ¡y comer bien! Después de todo sólo llevábamos medio bocata en el estomago, que comimos, por supuesto, en el avión. De nuevo tuvimos suerte, comimos estupendamente, atención perfecta y bien de precio además. ¡Sigue la racha!
Los protagonistas cenando en Córdoba
Estamos cerca de la zona de copeteo, ¡Bien, vamos! ¡Hay que celebrar lo que llevamos conseguido! Cervezas, charleta y, sin que se nos hiciese muy tarde, de vuelta al hotel.
Una vez allí, “carta” en mano, marcamos la ruta, ¡el camino de la gloria!. Terminado el trabajo, seis horas de sueño libre.