Los vuelos del planeador de 1902 demostraron la eficacia de nuestro sistema para mantener el control, y también la exactitud del trabajo de laboratorio en el que habíamos basado el diseño del planeador. Pensamos entonces que estábamos preparados para calcular por anticipado las prestaciones de la máquina con un grado de exactitud que nunca antes habían conseguido nuestros predecesores con las tablas y datos que poseían. Antes de dejar el campo en 1902, estábamos listos para trabajar en el diseño general de una nueva máquina que nos propusimos impulsar con un motor.
Wilbur Wright, planeando en Kitty Hawk el 10 de octubre de 1902 (Fotografía: Bilbioteca del Congreso de los EEUU)
Inmediatamente después de nuestro retorno a Dayton, escribimos a varios fabricantes de motores y automóviles, con el propósito de pedir un motor, preguntando si podrían suministrarnos uno que desarrollara 8 caballos, con un peso total que no excediera los 90 Kg. La mayoría de las compañías respondieron que estaban demasiado ocupadas con sus negocios habituales para comprometerse a construir ese motor para nosotros; pero una contestó que tenían motores de 8 HP según el sistema francés de medición, que pesaban sólo 61 Kg, y que si considerábamos que ese motor desarrollaría la suficiente potencia para nuestro propósito, gustosamente nos venderían uno. Después de un examen de las particularidades de este motor, del que averiguamos que sólo tenía un cilindro de 4 pulgadas de diámetro y 5 pulgadas de carrera, temimos que lo hubieran sobrevalorado. A menos que el motor desarrollara 8 HP netos, no sería útil para nuestros propósitos.
Finalmente decidimos emprender la construcción de un motor nosotros mismos. Estimamos que podríamos construir uno de 4 cilindros con 10 cm de diámetro y 10 cm de carrera, que no pesara más de 90 Kg accesorios incluidos. Nuestra única experiencia hasta ese momento en la construcción de motores de gasolina había sido la construcción de uno refrigerado por aire, de 13 cm de diámetro y 18 cm de carrera, que se usaba para impulsar la maquinaria de nuestro pequeño taller. Con la certeza de que cuatro cilindros de las medidas adoptadas (10 x 10) desarrollarían los necesarios 8 HP de potencia, iniciamos su construcción en un bastidor provisional de concepción simple y barata. En seis semanas desde que empezamos el diseño, teniamos el motor en el banco de pruebas. La capacidad para realizar este trabajo fue en gran medida debida a los entusiastas y eficientes servicios de Charles E. Taylor, quien realizó toda la tarea de taller en nuestra tienda para la primera y sucesivas máquinas experimentales.
Charles E. Taylor, constructor del motor del Flyer
El motor no disponía de las reservas suficientes de lubricante para funcionar. Por esta razón no era posible usarlo más de un minuto o dos cada vez. En esas cortas pruebas desarrolló unos 9 HP. Teníamos la esperanza de que, con una buena lubricación y mejores ajustes, podríamos conseguir un poco más de potencia. De inmediato emprendimos la construcción del motor definitivo de acuerdo con nuestro diseño. |