A los veinte minutos después de haber despegado Wilbur, empezamos el segundo vuelo. El curso de este vuelo fue muy parecido al del primero, con muchos altibajos. La velocidad con respecto al suelo fue algo mayor que en el primer vuelo, debido a la debilidad del viento. La duración del trayecto fue de una fracción de segundo más que el primero, pero la distancia cubierta fue de aproximadamente 70 pies más.
Veinte minutos despues empezó el tercer vuelo. Éste fue más estable que el primero, una hora antes. Todo iba bastante bien, cuando una súbita ráfaga por la derecha levantó la máquina 12 0 15 pies y la inclinó de una manera alarmante. Empezó a ladearse vivamente hacia la izquierda. Arqueé las alas para intentar recuperar el equilibro lateral y al mismo tiempo dirigí la máquina hacia abajo para alcanzar el suelo lo más rápidamente posible. El control lateral fue más efectivo de lo que había imaginado y alcancé antes el suelo con el ala derecha que estaba más baja que la izquierda y se golpeó primero. La duración de este vuelo fue de 16 segundos y la distancia sobre el suelo fue algo mayor de 200 pies.
El tercer vuelo con Orville Wright a los mandos. Recorrió 200 pies y estuvo 15 segundos en el aire. (Fotografía: Bilioteca del Congreso de los EEUU)
Wilbur empezó el cuarto y último vuelo justo a las 12 horas. Los primeros pocos centenares de pies se recorrieron con altibajos, como antes, pero cuando se habían cubierto 300 pies, la máquina mejoró mucho su control. El curso de los siguientes 4 o 5 centenares de pies tuvo pequeñas ondulaciones. Sin embargo, cuando se completaron 800 pies, la máquina empezó a cabecear de nuevo, y, en uno de sus cabeceos descendentes, golpeó el suelo. Medimos la distancia recorrida y la ciframos en 852 pies; el tiempo de vuelo fue de 59 segundos. El bastidor que soportaba el timón frontal se había roto, pero las partes principales de la máquina no se habían dañado en absoluto. Estimamos que la máquina podría ponerse en condiciones de volar de nuevo en un dia o dos.
Telegrama datado el 17 de diciembre de 1903, dirigido al obispo evangélico Milton Wright, padre de los hermanos Wright, anunciando el éxito de los vuelos del día 17. (Fuente: Biblioteca del Congreso de los EEUU)
Mientras estábamos discutiendo este último vuelo, una súbita ráfaga de viento golpeó la máquina y empezó a girarla. Todos nos apresuramos a por ella. Wilbur, que estaba en un extremo, la agarró por el frente, Mr. Daniels y yo, que estábamos detrás, intentamos pararla cogiéndola por los planos verticales traseros. Todos nuestros esfuerzos fueron en vano. La máquina giró y giró. Daniels, que permanecía agarrado, fue arrastrado por ella, y fue lanzado sobre sus pies dentro del artefacto. Afortunadamente, no se hirió gravemente, aunque sí se magulló al caer sobre el motor y las guias de las cadenas. Las costillas de la superficie del ala se rompieron, el motor se averió y las guias de las cadenas se doblaron, de tal manera que toda posibilidad de posteriores vuelos con la máquina ese año se había acabado. |